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“IDENTIDAD EN CRISIS: JUVENTUD A LA DERIVA”

 

El mundo de hoy se encuentra colmado de problemáticas sociales que día a día se lleva consigo la identidad de los jóvenes; el consumismo como base de ella, hace que se creen hormas que solo tratan de hacer ver que todo es igual y que todo hace parte de un ideal de persona, pero ¿qué hay con el libre albedrio, el libre pensamiento? O ¿por qué ya no se es capaz de expresar las creencias religiosas u otras ideas?

 

Para desarrollar el tema de la pérdida de identidad se hace necesario dar una definición de lo que se considera  identidad, que según la revista Self and Society nos dice que la identidad resulta ser un fenómeno cambiante, que con la incursión de culturas provenientes de otros países y la influencia de los medios de comunicación, son la fuente de estos continuos cambios de descrédito de la identidad, además, otros autores como Kafka consideran que la identidad no es más que una continua transformación, que si bien incluye la mezcla de  dos o más culturas dentro de las cuales unas aportan mientras las otras pierden, solo se va logrando un desgaste en las culturas ya establecidas, puesto que se crean otras a partir de la unión de características de estas.

“Hemos aprendido que el hombre no es, deviene: Somos ante todo transformación, metamorfosis. La modernidad nos ha enseñado lo ilusorio de las

Creencias en forma pretendidamente sustantivas de identidad”

J. Jiménez

¿JÓVENES O ZOMBIES?

 

Durante los años, nuestra visión ha sido restringida por los diferentes medios de comunicación o por nuestra cultura, estamos predeterminados a pensar de una manera ya establecida siempre rigiéndonos por las leyes existentes en la sociedad en la que vivimos, y de la cual nosotros los jóvenes muchas veces no tenemos voz ni voto para decisiones importantes que nos afecta de una forma directa, convirtiéndonos en zombis sin derecho a pensar o a opinar de una manera libre y critica; este fenómeno se presenta debido a que estamos en una sociedad del deber, siempre nos están diciendo lo que tenemos que hacer para estar bien, pero tenemos un desconocimiento inmenso de los derechos que tenemos por el simple hecho de estar vivos y más aun los derechos que tenemos por tener una nacionalidad o un nombre.

 

Estamos viviendo en un Estado para el cual los ciudadanos, las personas normales, todos nosotros, tan solo somos fichas en un juego en el que nunca vamos a salir ganando, en una sociedad en la cual solo se nos tiene en cuenta  cuando entramos en periodo de elecciones y después de esto quedamos en un total abandono por parte del los representantes que nosotros mismos elegimos, y tiempo después terminamos arrepintiéndonos de las decisiones que tomamos.

La identidad se refleja en toda situación en la que los jóvenes interactúan con otros, es decir, en ese flujo constante de ideas que se funden con cada uno de sus actos; el problema se encuentra en el por qué los jóvenes actuales son consumidos por la globalización y son prácticamente inducidos a pensar de cierta forma y a considerar que el ser diferentes y expresarse de otras formas, los hace estar en otra sintonía. Si bien es cierto que la globalización nos ha traído numerosos beneficios, también trajo consigo problemas como la crisis de identidad, donde se nos inculca qué, cómo  y cuándo pensar.

 

En un mundo globalizado, todo se hace con el afán de encajar en la gran mayoría de  ideales y culturas americanizadas. No hay inconveniente en querer innovar en tecnología, nuevos procesos productivos, ni mucho menos querer estar actualizados en alguno de estos aspectos; pero como afirma José Antonio Marina: “Nuestras cabezas se mundializan pero nuestros corazones se localizan”, es decir estamos atados a una forma de ser, en la que diferentes creencias y costumbres son abolidas por otras, mientras aquellas que sobreviven logran permanecer, o en el caso del continuo cambio, son la base  para sustentar las nuevas necesidades de este mundo que se mueve constantemente.

 

La crisis de identidad actual no es más que un conflicto de ideologías que no son bien sustentadas a la hora de entrar en nuestras cabezas, son tan débiles que se inventan otras que rápidamente las desplazan. No es de ignorar que el cambio también es bueno, pero ¿a qué limites estamos dispuestos a llegar con cada ideal que adoptemos y con qué constancia tendremos que hacerlo?, todo depende del tipo de personas en las cuales deseemos convertirnos para defender quienes somos, la manera en que pensamos y como queremos expresarnos ante un mundo que requiere un cambio inmediato.

 

Por: Lizeth Karina Guerrero Vallejo

…ya nos lo decía Jaime Garzón “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos”.

En este punto, empezamos a quejarnos o a sacar excusas por la decisión que tomamos de una u otra forma y comenzamos a entrar en la cultura de la indiferencia.

 

En esta cultura de la indiferencia un gran causante son los medios de comunicación masivos clásicos, los cuales solo sirven al interés personal, mas no al servicio de una sociedad, la gran mayoría de la información suministrada son   con fines políticos o muy bien manipulados por el Estado y el Gobierno Nacional de los cuales solo nos muestran pedazos de la verdadera situación que afronta el país, un claro ejemplo de esto es que nos hacen creer que un reinado de belleza o chisme internacional es mas importante que la realidad política y social en la que nos encontramos, de esta manera desvían las miradas para no poder tener una opinión o un concepto critico de una situación que sucede en nuestro país.

 

La cultura en la que vivimos es otro detonante de la ignorancia de nuestra propia sociedad, pues estamos acostumbrados siempre a regirnos una moralidad y esta moralidad siempre es aprovechada por personas que saben sacarle el mejor partido, y siempre nos quedamos callados porque no es correcto pelear, porque no es correcto decir lo que pensamos, si esto va en contra de lo que piensan los demás muchas veces las ideas nuevas nos asustan y las juzgamos, siempre nos escudamos en dichos como “Es mejor ladrón conocido que bueno por conocer”, es interesante como un dicho tan sencillo nos hace ver el miedo tan grande que le tenemos a lo nuevo, siempre preferimos estar en nuestra zona de confort en la que no cambia nada y simplemente nos adaptamos y tratamos de sobrevivir a las condiciones que nos son impuestas.

 

En todo esto queda una gran parte de la sociedad olvida, la juventud, muchas veces catalogada como el futuro, haciéndonos pensar que vamos a ser valiosos cuando en realidad ya somos valiosos, somos un sector subestimado por el Estado y Gobierno los cuales no nos tienen en cuenta para las decisiones que se tomen con respecto a las sociedad, pero si somos utilizados como medio para mover campañas publicitarias ya que políticos, el Estado y el Gobierno saben el poder de convocatoria que tenemos.

 

Esto nos hace jóvenes inconformes, siempre estamos quejándonos o criticando por lo que nuestros gobernantes hacen con nosotros, pero no nada al respecto para cambiarlo, simplemente después de un tiempo se nos olvida y nos adaptamos de nuevo ignorando el verdadero papel que tenemos en esta sociedad.

 

Es momento de despertar, nuestros líderes políticos nos tienen miedo porque somos un sector que representamos el 23.7% de la sociedad Colombiana aproximadamente 10.5 millones de jóvenes, nosotros somos muy capaces de aportar ideas que pueden mover a sociedades, revolucionar  industrias, estas ideas son las que forman o promueve un desarrollo.

 

Sí podemos participar en una sociedad que nos subestima, porque somos personas abiertas a las nuevas ideas, creemos y le apostamos por la innovación, podemos tomar posturas críticas con las situaciones que nos afectan, elijamos no ser parte de una cultura indiferente. Y así demostrar que no somos los zombis de la sociedad, que nos expresemos de una manera libre y esto no nos lo pueden quitar, así no seremos los futuros trabajadores de mente cuadrada, si no que seremos el futuro de la sociedad con mentes abiertas,  para esta sociedad tan golpeada que necesita de un cambio de ideas en las cuales podemos estar muy presentes.

 

Lo malo es, que cuando vemos la realidad del país, dejamos de ser el futuro de este y nos ponemos a criticar la política desde las tiendas…ya nos lo decía Jaime Garzón “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos”.

 

Por:

Basilio González

Kristian López

Carlos Reyes

Cristian Roberto

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